Había expectación como en días grandes y es que la noche no era una más. La Juventus volvía a Serie A, lo hacía en el Comunale y con un proyecto a mitad de camino entre pequeñas novedades y grandes clásicos. En el ambiente, la idea de que el equipo estará arriba, pero... ¿lo suficiente?
El once de Ranieri suena, al menos en sus mimbres, al que venció el scudetto hace dos años (en el césped, no en los despachos). En el se veía a Del Piero, Nedved y Trezeguet. Como novedades, Almirón, Salihamidzic o Andrade, aunque el peso lo siguen marcando los de antaño.
Y es que no hizo falta demasiado tiempo para ver que ante un Livorno muy temeroso y defensivo, los bianconeri iban a tener una noche plácida. Dos claras ocasiones de Trezeguet y Nedved que salvó Amelia fueron un aviso de lo que podía llegar y el tanto, merecido, llegó de botas del francés, que firmó una noche excelente. Treze-gol remataba a placer una jugada del checo.
Así se llegó al descanso y, tras el, llegaron los únicos momentos en los que el Livorno dio sensación de poder igualar la cita. Rossina gozó de alguna ocasión y los toscanos se animaron a buscar algo positivo, peor justo cuando mejor estaban (Tristán salió en esos minutos), el colegiado se inventó un penalti muy polémico sobre Iaquinta que el propio ex-Udinese aprovechó.
Allí se rompió la balanza porque jugando a la contra y con los de Fernando Orsi desmoralizados, llegó la goleada en los instantes finales. En esa locura y sin apenas oposición, se movió a la perfección Trezeguet, que sumó dos tantos más, mientras Iaquinta desvió a gol un disparo de Nedved.
Loviso, ya en el minuto 94, logró el de la honra para los toscanos que además de echar de menos a Lucarelli (posiblemente lo harán toda la temporada), salieron goleados ante el rodillo bianconero. La Vecchia está de vuelta y por la puerta grande.
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